martes, 22 de octubre de 2019

Prólogo - 1

...y de aquellos planetas que serán cosechados
una pequeña tenía el deseo de su pesadilla. 



Una niña de 3 años ve las estrellas de la noche junto a su padre.

—Padre, ¿las estrellas pueden cumplir cualquier deseo?— la tierna y fija mirada hacia el cielo que ve el padre en su pequeña, le hace atesorar tan bello momento.
—Claro— dijo mientras sonreía.
—¿Sin importar el tipo de sueño?— la mirada sin pestañeos llamó la atención del padre.
—Claro que sí— él pensó ¿qué podría querer una niña de tan hermosa sonrisa?

—¿Podrían cumplir las pesadillas?—
una ventisca fría y audible desmeleno su cabellera rubia; el padre sintió al unísono un escalofrío.

—No creo hija— estaba atónito.
—¿Por qué?— esa inmóvil mirada empezó a incomodar al padre.
—Creo que nadie pediría algo así; pero dime, ¿por qué piensas eso?— él notó como su hija postra en él la mirada solo con el movimiento de su iris.
—Tengo una pesadilla que es hermosa— el tono de su voz no corresponde a su edad.
—¿Qué tiene de hermosa?— las pupilas de la infante lo ponen nervioso.
—Las estrellas caen del cielo y...— ella agita bruscamente la cabeza en señal de negación. Su cabellera lacia y larga, se extiende mientras pronuncia —¡No! creo que no; nunca quisiera que se cumpliera un sueño así— la mirada volvió a ser tierna bajo la apreciación del padre.

Él se sintió aliviado al ver ese "no" y al tratar de comprender lo que podría ver de hermoso su hija en el caer de las estrellas, creyó comprender el porqué de su pesadilla. 
¿Quizás la oscuridad al final? 
¿quizás si cayeran aquí… y a medio pensamiento ese tono inusual de su hija lo desconcertó una vez más.

—Si cayeran aquí, destruirán todo— 
en ese momento el padre vio reflejadas las estrellas, con un brillo inusual en esas pequeñas pupilas rojas.

Él no podía creer la seriedad en la voz de su hija, así como la mirada melancólica; no concebía que su pequeña de tan solo 3 años planteara una conversación tan seria. 

Así que dirigiendo su mirada al cielo nocturno exclamó.
—Si estas estrellas cayeran, al menos antes nos darían un hermoso día— 
—No padre, no habría un hermoso día antes— sus ojos rojos bien abiertos, sin parpadeos y con las pupilas dilatadas, reflejándose el padre en ellos.
—¿Por qué?— él al verla directo a los ojos sintió una sensación de miedo y peligro inusual como nunca antes en su vida

—Porque yo no imagino que caen estas estrellas. Yo tengo una pesadilla donde las “Estrellas Rojas” caen aquí y son tan hermosas mientras destruyen todo con esas manos que todo pueden destruir; incluso nuestras almas—


Y los dos desmayaron, olvidando al día siguiente esta revelación.




Qué sería de un universo en donde el alma es el mayor combustible conocido; tanto que valdría la pena invadir un planeta, valdría la pena destruir un planeta, valdría la pena asesinarlo...¡?